El terremoto de Benadalid

¿Habéis visto alguna vez el nombre de Benadalid figurar en un mapa de la península ibérica, a escala 1: 3 000 000? Nunca… hasta ahora.

Estudiaba geológicas cuando en una visita al museo de Ciencias Naturales lo vi colgado en la pared de una escalera, ni siquiera en el rellano, pero me fijé y entre asombrado y orgulloso llamé la atención de mis colegas: ¡Eh, mirad, aquí está mi pueblo!

Que tu pueblo aparezca en un mapa por haber sido epicentro de un terremoto no es para ufanarse, porque en la predicción sísmica la primera regla es: si ha ocurrido, volverá a suceder. Y la segunda: cuanto más tarde, más gordo ha de ser. Pero a mí me gustó aquel mapa, retuve el nombre de su autor -fácil: debía de ser hermano del conocido matemático Julio Rey Pastor- y ya más tarde lo he buscado sin éxito en la web, hasta que por fin lo ha digitalizado el Instituto Geográfico Nacional. Helo aquí:

Croquis sismotectónico de la península ibérica, por Alfonso Rey Pastor (1924)

Benadalid a una escala insospechada

El seísmo de 1907 con epicentro en Benadalid consta en la lista de los de mayor intensidad registrados en la provincia de Málaga:

Fuente: Diputación Provincial de Málaga

El catálogo de terremotos del IGN, origen de la serie anterior, aporta algún dato más: la hora, diez menos cuarto, poco después de cenar:

Fuente: Instituto Geográfico Nacional

En los seísmos conviene distinguir entre magnitud e intensidad. La primera mide la energía total liberada, y la segunda los daños y, en general, los efectos causados por las sacudidas. La magnitud tiene un valor único, mientras que la intensidad generalmente es máxima en el epicentro y disminuye al alejarnos de él. Un terremoto de gran magnitud, si es profundo o afecta a una zona deshabitada, puede ser de baja intensidad. Y a la inversa, uno de poca magnitud puede causar grandes daños si es de origen superficial.

El evento 2655 -es la matrícula de este terremoto- tuvo una intensidad máxima de grado VI (levemente dañino): se cayeron y rompieron pequeños objetos, la gente se asustó, algunas casas se resintieron, pero no hubo que lamentar desgracias personales. Como era domingo ya por la noche, el cura tuvo que esperar una semana para echar la culpa del movimiento telúrico a los pecados de los feligreses y así el tema perdió emoción.

La noticia, como queda dicho en el apartado de sucesos (ver aquí), se recogió en muchos medios; hubo uno al que los seis segundos que duró el acojone del personal le parecieron pocos y los convirtió en minutos, por darle emoción:

17-VIII-1907 / El Cantábrico, Santander

Terremoto

Telegrafían de Málaga que en Benadalid se ha sentido un terremoto de seis minutos de duración, sin causar destrozos.

Gerardo Sierra


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