La falda del Genal – I
Como quedó dicho, las rocas que abundan en esta falda son: pizarras, areniscas y calizas; a las que hay que añadir algunos lentejones de conglomerado y niveles de sílex, para completar de momento el cuadro. La siguiente figura de la estratigrafía de esta vertiente es solo un resumen, carece de exactitud:

De acuerdo con el principio de la superposición de los estratos, aquí el terreno más joven debe de ser el llamado Permotrías, y el más antiguo el de las Pizarras azul de humo. Vamos viéndolos.
Permotrías
Elemento inconfundible, es el rojo del paisaje. Su serie, más o menos ordenada en el tiempo, consiste en conglomerado, arenisca y sedimentos más finos (limo y arcilla). Sobre estos materiales detríticos siguen, en contados sitios, capas de dolomías (calizas magnesianas) y de yeso, aún más escaso.
Se trata básicamente de un sedimento llevado por los ríos a una extensa llanura aluvial próxima a su desembocadura. A medida que las montañas se gastaban y la pendiente se atenuaba, iba disminuyendo el tamaño de las partículas transportadas: guijarros, grava, arena, limo, arcilla. Al final de este episodio, con las corrientes sin apenas fuerza, el agua formaba lagunas de poco fondo donde la evaporación hacía que precipitaran las materias disueltas, como carbonatos (dolomita) y sulfatos (yeso).
El ambiente continental donde se formó este terreno lo avalan los escasos fósiles: restos de plantas y granos de polen. Las plantas, helechos y gimnospermas, indican una edad que va del Pérmico (final de la era Primaria) al Triásico (principio de la Secundaria), de ahí lo de «Permotrías». Los pólenes certifican para el conjunto una edad solo triásica, pero el nombre se mantiene por ser más conocido que el oficial («Formación Saladilla»).
Por aquel entonces, unos 200 millones de años atrás, el supercontinente Pangea II se acababa de formar y ya se estaba resquebrajando. Nuestra región no pertenecía a la zona templada del planeta como ahora, sino a la tropical; lo que puede explicar el color rojo de estas piedras, debido a la máxima oxidación del hierro que contienen.
El Permotrías aflora a lo largo de la base oriental de la Sierra, desde el tajo de los Aviones hasta el puerto de Yuncas, pasando por las Moraleas (donde hubo una yesera) y el cerro de las Yeguas. También asoma, a saltos, desde la Era del Olivo hasta la Galanilla. En esta segunda línea de afloramientos es donde está fundado el pueblo de Benadalid.

Pizarras y areniscas (grauvacas)
Estas pizarras son de color azul oscuro, aunque la intemperie las vuelve gris claro con tonos oliva o celeste. Sus láminas suelen tener muchos repliegues, y a veces presentan fracturas, también plegadas, rellenas de un material cuarzoso. Esto se ve a simple vista, y en la intimidad pueden mostrar pequeños cristales de pirita.
Se trata de un sedimento propio de un mar tranquilo, alejado de la costa, donde la energía en el fondo no es capaz de remover las partículas más pequeñas y las deja estar. La presencia de pirita (sulfuro de hierro) indica un ambiente reductor, falto de oxígeno. Posteriormente, la presión que ha soportado este fino sedimento le ha conferido su estructura pizarrosa.
Las pizarras afloran por doquier: enfrente y debajo de Vistalegre, en la Venta de los Pavos, entre el Piche y la Solana, etc.

Las areniscas son pardas, bastante oscuras; en corte fresco tiran al azul. El término grauvaca se aplica a una variedad de arenisca que tiene granos poco redondeados y de origen diverso. Esto, en un sedimento arenoso, es síntoma de poca madurez; es decir: no ha tenido un transporte muy largo, que hubiera limado todos los granos y hecho desaparecer los más alterables.

Las grauvacas del Genal pueden verse en la carretera, pasada la curva del Polvorín (ahora Mirador de los Castañares) y en más sitios, pero cerca de allí, en la escombrera de la siguiente curva, hallé un tallo de Calamites del que lamento no ofrecer una imagen, pues se lo cedí, entre amable y estúpido, a los geólogos del MAGNA (MApa Geológico NAcional). Se parecía a este. Los Calamites eran helechos como la actual cola de caballo, pero arbóreos, y típicos del período Carbonífero de la era Primaria.

Que interesante todo.
Me resultan familiares los conglomerados y las pizarras. También los yesos ahumados de los que tengo algún cristal que cogí cerca del puerto de Yuncas. Pero en cuanto vaya al pueblo me acercaré al Polvorín para ver las grauvacas, que no conocía.
Gracias por el interés y el comentario.
Yo también debo conservar alguno de esos yesos ahumados de Yuncas, pero no sé dónde. He vuelto al puerto a buscarlos pero sin éxito; es decir… una foto de tus cristales ahumados serviría para que otros lectores supieran de qué estamos hablando.
En la curva del Polvorín son vecinas estas grauvacas y las «calizas alabeadas» del siguiente capítulo (Falda del Genal II). El polvorín era un pequeño y alargado recinto subterráneo donde se guardaba el explosivo con el que «bravear» las rocas duras que se oponían al paso de la carretera; «año la jambre», 1940. Este almacén no fue expresamente excavado, sino que aprovechó una gruta natural de las calizas, descubierta seguramente al progresar la trinchera.