Geología de Benadalid – III
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Voilà l’Europe! -dijo Durand-Delga
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Michel Durand-Delga era un geólogo francés de sonrisa fácil, gran conocedor de la Bética y el Rif, que al pasar dos veces por la facultad de Granada obtuvo (como cualquiera que pasase dos veces) un mote; en este caso La Vache Qui Rit. No era una vaca, y menos en sentido francés, pero sí tanto o más jovial. Tuve el honor de coincidir con él en varias excursiones por la Serranía, y se me quedó grabada una frase:
– Voilà l’Europe! -exclamó Durand-Delga cuando atravesábamos el puerto de Yuncas, mirando hacia la sierra de Líbar y luego hacia mí.

No era la gracieta de una vaca risueña, pues efectivamente en el puerto de Yuncas estábamos en el África y a un paso de la Europa, y el gentil geólogo francés se ocupó de que me enterase bien. Me sentí frappé y épaté, y aquella noche soñé con partidas de Moriches y Cortesanos que peleaban por el Guadiaro, y de pronto eran ejércitos de Moros y Cristianos que llevaban millones de años (desde el Mioceno al menos) luchando en y por Benadalid.
En esta guerra total yo estaba apostado en Yuncas, sin saber exactamente a qué bando pertenecía, y de pronto bajó en paracaídas Durand-Delga. Con una gran sonrisa se excusó por su intromisión, se sacudió el polvo rojizo del Permotrías donde había caído, y luego desplegó un perfil geológico suyo que yo ya conocía por el libro de texto de Meléndez-Fuster:

Señaló con el dedo el punto del perfil donde nos encontrábamos y dijo: “Benadalid está entre dos continentes, entérate. Como regla mnemotécnica, esta tonadilla de ton pays te vendrá bien:”
Y ve el capitán pirata
cantando alegre en la popa:
África a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Benadalid.

Luego Durand-Delga, torciendo el gesto (cosa insólita en él) me preguntó: “Tu ne seras un pied-noir, eh?” Me miré los pies, bastante sucios, y angustiado me desperté.
Lo corto ya; este intruso 3, por lo que cuenta, debe de ser un benalizo, estudiante o recién licenciado en geológicas, que tuvo la ocasión de conocer al gran geólogo francés.
Lo he dejado estar porque, de su onírica experiencia, es verdad que Durand-Delga fue paracaidista con De Gaulle en la II Guerra Mundial, y también es cierto que el término de Benadalid tiene una parte de origen europeo, la del Guadiaro, y otra de filiación africana, la del Genal.
Tras sesudos estudios, los geólogos han llegado a la conclusión de que ..
- Las capas rojas del Guadiaro (4) se depositaron sobre el borde sur de Europa, mientras que…
- Las pizarras, calizas y areniscas oscuras del Genal (Maláguide) son una parte del norte de África, y…
- Las calizas claras de la Sierra (6), más el terreno de bujeos marrón (5), que es de edad posterior, debieron de formarse en una cuenca entre los dos continentes.
La aproximación de ambos produjo pliegues y roturas en los sedimentos pillados en medio, junto a un arrastre del material del fondo hacia el interior.
A este efecto profundo, que debe de tener lugar en una colisión entre continentes, Durand-Delga lo llamó “succión” y lo indicó con grandes flechas en su perfil.
Era 1966 y poco después, en el argot geológico, estos continentes fueron llamados “placas”, y la succión una “subducción”.
Da igual: ¡Benadalid existe, aquí, justo encima de una antigua zona de subducción, donde han convergido las placas de África y Europa, y han sido pinzados los sedimentos que había entre las dos!

Vistas de este modo, las Relaciones de Moros y Cristianos a que aludí al principio solo son un eco planetario, una conmemoración inmemorial…
G. Sierra
