Flores de Semana Santa (2) : Nazarenos
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Los nazarenos también se llaman clavos de Dios, cordón del Señor, piececillo de Nuestro Señor, e incluso pedetes de Cristo… Esto último en Aragón, donde abunda la gente incrédula y cachonda (ejemplo: Labordeta). Aunque, teniendo en cuenta el tercer nombre vulgar, me queda la duda de si “pedetes” no sería un modo antiguo de decir “piececillos”, en vez de lo que, tapándose las narices, cualquiera se imagina.
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Sea como fuere, el nombre de nazarenos es bastante adecuado. Son dos las especies de Muscari que nos honran con su presencia en Benadalid: comosum y neglectum. En esta última, las flores de color añil se juntan en tropel, como cuando los penitentes de una procesión entran por fin en la iglesia a escuchar los oficios de tinieblas. La primera ofrece una imagen anterior de la misma procesión, más pausada y guardando las debidas distancias.
También puede ser que el nombre de nazareno se deba al aire de cucurucho que muestra la inflorescencia en conjunto, al principio de su desarrollo.
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Muscari neglectum
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Este es el de la procesión atropellada. Neglectum significa que pasa desapercibido, tal es su insignificancia. Pero, si nos fijamos, sus pequeñas flores son urceoladas, o sea: tienen forma de orza. Los jóvenes no sabéis qué forma es, pues orza es una palabra que ya apenas se usa, ya que las orzas casi no existen, a no ser que llámense agora ollas o pucheros.
Otrora, cuando era niño, a mediados del siglo pasado, yo iba con una orza a casa de Diego a recoger la leche de una cabra que mi madre tenía en su rebaño como inquilina.
A pesar de que el tufo de las cabras me mareaba un poco, era un placer reconocer a la mía entre las cincuenta o más que Diego llevaba, y aún más placer sentía yo al ser reconocido. El primer placer era fácil de conseguir, pues mi cabra ostentaba unos zarcillos en el cuello que otras no tenían y, a partir de un accidente inexplicado, un cuerno partido. El segundo placer creo que era debido a que le daba de comer en mi mano un puñado de yeros que le traía, y ella me recordaba, agradecida.
A lo que íbamos. He aquí una orza marroquí contemporánea y, aunque en este caso algo achatada, su forma es similar a la de las flores del nazareno inconspicuo.

Muscari comosum
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Este es el de la procesión ordenada, y su adjetivo comosum quiere decir que lleva un moño. A la vista de la imagen, sobra decir que el nombre está bien puesto, por todo lo alto. Las flores del penacho, las más vistosas, son estériles, y probablemente tienen la función de llamar la atención de los insectos que polinizarán eficazmente a las de abajo. Favor que, por cierto, no le pagan las preñadas. Así de injusta es la vida.
Sobre esta especie, en una página que recrea la naturaleza de la sierra de Baza, leemos lo siguiente:
«El bulbo de esta planta es comestible, aunque de sabor amargo, más pequeño pero de propiedades parecidas a las de la cebolla, por lo que en algunos países de la cuenca mediterránea, se consumen sus bulbos en ensaladas o cocidos como parte de salsas o en escabeche. Cuando se cultivan como alimento, se recolectan los bulbos antes de que la planta florezca. También se ha utilizado en la medicina popular para estimular las secreciones y orina y como cataplasma, dado a que el bulbo es rico en mucílagos y tiene propiedades emolientes, se usa sobre abrasiones de la piel, zonas irritadas, enrojecidas, secas y con granos».
Por su parte, la inteligencia artificial de Google dice esto de todos los nazarenos:
«Las flores comestibles del Muscari no tienen usos medicinales conocidos, pero son muy ricas en vitaminas A y C. Tienen un sabor complejo, ligeramente ácido y con un ligero toque a uva. Algunas culturas encurten las flores para conservar las vitaminas y usarlas en platos salados».
Tienen un sabor complejo, ligeramente ácido y con un ligero toque a uva. Esto lo ha escrito uno de los que redactan la etiqueta de los vinos, estoy seguro. Aunque ellos, entre tantos sabores, nunca mencionan el ligero toque a uva.
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Gerardo Sierra de Cózar

Gracias, una vez más, por compartir estos relatos.
Gracias a ti Isa por tenerlos en cuenta.